Desde mi casa veo la playa vacía. El doctor me recomienda que no me quite mi abrigo. Alaska me intimida, me afirma que yo quiero ser como ella, no le digo que no.
Ayer cumplió años la rana, lo celebramos, unos más que otros.
Ahora a estudiar, unos más que otros...
Dejaré de oir tus discos por todo lo que no me has dicho.
Una batidora es mi cabeza: mete ideas, dale al botón y atente a las cosecuencias.
Pinceladas sueltas de color, como el mejor impresionista, que piensa alegrar la vida que suficiente tristeza hay en el mundo como para pintar más.
Una casa azul donde refugiarnos de un supuesto drama que no será realidad.
Viviré la vida en tercera persona mientras me interese.
Me subiré a la mesa y fotografiaré la realidad desde un punto de vista insospechado.
Me dirán que está muy bien, o no.
Sueño con cosas que nunca se harán realidad. Veo casas que no existen, y voy a ellas con frecuencia.
Un mundo paralelo en el que siempre caben nuevos tripulantes en la nave.
¿ Quieres unirte a la tripulación?
miércoles, mayo 18, 2005
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
me gusta!!!
Yo te comprendo, sé de qué va ese cuento.Lo leo por la noche cuando sin hacer nada, lo intento hacer todo.Sé de esas casas,me prestan mucha veces cobijo.Si no existieran, no habría salida y el mundo sería plano.Yo pienso que lo que te enseñan en ese hogar te sirve de instrucciones para poder viajar de aqui a allá sin desesperarte, traduciendo los viajes que no se entienden, de hacer y sentir sabiendo y creyendo; y yo leí hace tiempo, en aquella casa, que te encontraría siempre junto a la chimenea.
Publicar un comentario